¿Qué hago? (RELATO)

Relato corto experimental. Con esta historia comienzo a mostrar algunos de mis escritos que han permanecido en el silencio de una gaveta durante mucho tiempo.

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Ella lloraba sin consuelo sobre la mesa de aquella cafetería, cuando aquel chico, con la mayor de las naturalidades, se sentó en la silla en frente suyo. Ignorando el estado de la muchacha, dijo: «Solo he venido a tomar un café, no pienso incomodarte mucho. ¿Te apetece charlar mientras esperamos?»

La chica no contestó, perdida en sus sollozos. El océano de lágrimas que la rodeaba la aislaba de cualquier estímulo. Pero el chico no se rendía; «¿Qué tal si contamos cada uno nuestras desgracias? Así podremos liberarnos un poco».

Siguió insistiendo unos minutos, los demás clientes no parecían percatarse de lo que sucedía en aquella mesa. La joven cedió, quizá al ver una oportunidad de desahogo en el muchacho:

—Nadie nunca te prepara para perder algo así —decía con palabras atropelladas por el llanto—. ¿Qué hacer si él ya no estará a mi lado?, ¿si ninguno de nuestros sueños podrá cumplirse? Aún ni siquiera logro creerlo; que no podré volver a escuchar su voz, que jamás nos tomaremos de nuevo de las manos. Me gustaría creer que todo esto es una pesadilla, que mañana despertaré con un beso suyo, que me repetirá al oído que vamos a casarnos. Ya no hay un futuro juntos, y-y no sé que debo hacer. —Volvió a romper en lágrimas, quebrándose su alma en un gemido.

—No osaré decir que entiendo lo que estás pasando —contestó el muchacho enseriado de repente—, pero por desgracia conozco bien la sensación de un día estar charlando con alguien y al otro verlo muerto. La conozco más de lo que me gustaría. Acertar con el rifle me aterraba más que fallar el disparo, me temblaban las manos al quitarle el seguro a la granada. Mi indecisión en más de una ocasión acabó quitándole la vida a un compañero. Quise rendirme muchas veces, apuntarme a las sienes con el arma que sostenía.

—¿Cómo lograste superarlo? Dime, ¡necesito saberlo!

—Nunca lo superé, cargué con ello, me forcé a continuar. Aun si no veía esperanza, convertí en ella el encontrarla. Volví la carga sobre mis hombros mi sustento, me prometí salir vivo de allí. Pero no fue suficiente. Se me parte el alma al verte así, al no poder consolarte, al fallar en darte el futuro que te prometí.

—Te extraño tanto. Quisiera tocarte, abrazarte, besarte, retenerte para que no te vayas. A cada instante te imagino, sueño que vuelves, que desechas ese maldito uniforme para no volverte a poner en peligro. Solo pido que vuelvas por un segundo… —Intentó alcanzar al chico, que la miraba con ojos vidriosos, pero sus dedos solo rozaron un espejismo.

—Lo único que puedo hacer es decirte que cargues con ello, que te fuerces a continuar. Aun si no ves esperanza, convierte en ella el encontrarla. Vive por preservar nuestro recuerdo, no permitas que se olvide nuestra historia.

—Sin ti no sé si pueda hacerlo…

Ella continuó llorando sin consuelo sobre la mesa de aquella cafetería, ahora sola. Nunca llegó el café pedido por su acompañante. 

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