La pequeña historia de un videojuego de Pong (Relato de humor)
L as alíens del planeta Pong llegaron la Tierra en sus imponentes naves en forma de raquetas. Al bajar, eran ciclópeas féminas de piel verde, tres pares de brazos y obsesión por el gym. —¡Humanos! —proclamaron en sus altavoces gigantes, que se hacían escuchar por todo el planeta— ¡Nuestra especie no engendra varones desde hace diez décadas terrestres, tememos nuestra extinción! ¡Hemos venido a este remoto planeta a llevarnos a vuestros hombres! Las naves sobrevolaban las principales naciones, implantando el miedo en la población. —Por supuesto —continuó—, no queremos salvar nuestra especie a costa de condenar la vuestra, así que os proponemos un torneo de pong: las seis mejores luchadoras terrestres se enfrentarán a las seis mejores pongnianas. El ganador podrá quedarse con los varones. Las mujeres de la Tierra, que hace tiempo habían instaurado un matriarcado socialdemócrata que unificaba todas las naciones y creado máquinas de gestación artificial, no dieron mayor importancia a la in